



Los niños y niñas de tres años de la sección orden, de la IEI N° 099 Cahuide ubicado en el distrito de Ate, a la hora de juego libre muestran interés en colgar telas desde arriba del puente que está en el patio de la institución. Las docentes observan siempre atentas los movimientos de los niños y las interacciones entre ellos. Pueden apreciar que ellos buscan mediante este juego, conectarse con sus amigos. Además, los niños al colar estas telas esperan que sus compañeros suban al puente con ayuda de estas.
La docente del aula, al observar a Dominick, se percata que quiere subir al juego del puente y se acerca al niño.
– ¿Necesitas ayuda? ¿cómo te puedo ayudar? – Le pregunta la docente poniéndose a la altura del niño y mirándole a los ojos.
– Agárrame para subir al juego – Responde Dominick, al escuchar a la docente quien le habla con tono de voz suave y respetuoso.
– ¿Cómo piensas subir? – La docente le hace otra pregunta.
– Me agarro fuerte y subo – Responde el niño con una sonrisa en sus labios al compartir su estrategia.
La docente viene observando este juego día tras día. Se hace preguntas con relación a este juego, al aprendizaje de los niños en el patio y trata de identificar qué es lo que los niños quieren entender o experimentar a través de este juego.
-Tus amigos que están arriba, ¿crees que puedan ayudarte? – La docente hace una pregunta estratégica. Pues se da cuenta que los demás niños observan con curiosidad.
– ¡Que me jalen! – Afirma Dominick, con un brillo particular en su mirada.
– Creo que tenemos que ponernos de acuerdo. ¿Qué harán Crissel y Adriano? – Comenta la docente mirando a los demás niños quienes seguían atentos de lo que sucedía desde arriba del puente.
– ¡Jalamos! – Interviene Adriano entusiasmado dando un pequeño salto en el aire.
– Dominick, ¿tú cómo te sujetarás para no caer? – Pregunta la docente, mirándolo a los ojos, pues desea saber la estrategia del niño.
– Fuerte y tú me agarras fuerte – Responde Dominick sujetando la tela.
El entusiasmo de los niños crece al igual que el de la docente. Crissel y Adriano sujetan las telas desde arriba del puente para que Dominick empiece a subir.
– ¡Jala fuerte! ¡agárrame! – Dice Dominick emocionado y mirando a sus compañeros desde abajo del puente.
– ¡Pesas mucho! – Responde Adriano al jalar la tela desde arriba del puente.
– Ya estás llegando, ayúdate con tus piernas – Alienta la docente ayudando al niño a subir.
Dominick levanta sus piernas, con ayuda de sus amigos y de la docente, y llega al fin arriba del puente. Valentino, quien permanecía observando, se integra al juego y ayuda a jalar la tela. Adriano y Crissel se alegran por el logro de Dominick, que con fuerza se sujeta de las barandas y logra a subir.
Dominick desea intentar subir al puente nuevamente. Esta vez Valentino pone mucha fuerza al jalar la tela y cambia su postura corporal varias veces. La maestra al observar los movimientos de Valentino no duda en volver a intervenir.
-Valentino, ¿crees que echado es más fácil jalar la tela? – Pregunta la docente.
– Es que puedo jalar más – Afirma el niño.
– La tela se rompe – Prosigue Valentino planteando un posible problema al juego.
– ¿Qué otro material podemos utilizar en lugar de la tela? – Le pregunta la docente, quien permanece atenta y conectada con los niños.
– Una pita – Propone Valentino.
– ¿Crees que la pita puede sostener a Dominick? ¿cómo sería esa pita? – La docente vuelve a preguntar con curiosidad.
– Gruesa, así como esa – Comenta Valentino, señalando con su mano la soga que está colgada también en el puente.
– ¿Te refieres a la soga? – Interviene la docente con una pregunta, poniendo en palabras lo que el niño quiere decir.
– ¡Sí, grande! – Afirma Valentino utilizando sus brazos para describir el tamaño de la posible soga.
– Ahh… larga, ¿pero que tan larga? – Continúa preguntando la docente quien permanece junto a los niños.
– Hasta el piso – Valentino responde rápidamente.
– ¿Te parece si mañana proponemos a tus amigos preparar esos materiales para subir al puente? – Propone la docente al niño tomando en cuenta su interés y el de sus compañeros, pues desea darle continuidad al juego.
– ¡Sí! – Responde Valentino muy entusiasmado.
Al terminar la hora del juego libre en el patio, los niños regresan al aula de manera ordenada acompañados de la docente, contentos por la experiencia vivida y con la certeza que mañana continuarán con el juego.
Las docentes toman nota en un cuaderno los hechos de esta experiencia y se formulan preguntas, entre ellas: ¿cómo podemos trasladar este interés a un proyecto de investigación? ¿qué otras ideas surgirán sobre el peso, la altura y las herramientas para sostener cuerpos? ¿qué estrategias emplearán los niños frente a nuevas herramientas?