Las interacciones positivas con adultos y niños que en el entorno educativo se propicien tienen un gran impacto en el aprendizaje de los niños, así como en su desarrollo. Nuestro trabajo se centra en propiciar relaciones de calidad que se basen en buen soporte emocional, es decir, lograr que los niños y maestras disfruten de la experiencia educativa, donde los niños sientan que sus necesidades son atendidas, y sus ideas son tomadas en cuenta. Las relaciones de confianza y seguridad son comunes en nuestras aulas y se dan en una dinámica de ida y vuelta.
Otro aspecto a considerar en esta intención de crear relaciones de calidad es la organización del aula. Las maestras buscan, a través de distintas estrategias, establecer una rutina ordenada, donde los niños conocen con claridad lo que se espera de ellos a nivel de comportamiento.
Finalmente, los componentes abordados anteriormente ayudan a que las maestras ofrezcan un buen soporte pedagógico a través de experiencias de aprendizaje de alta demanda cognitiva, que son retadoras e invitan a los niños a pensar y cuestionar.