Los primeros días de adaptación, al inicio del año escolar, son retadores para los niños y niñas, así como para las maestras. Observábamos que ellos no permanecían mucho tiempo en los sectores y deseaban ir de un lugar a otro constantemente. Nosotras nos preguntábamos cómo poder ayudarlos a que exploren los sectores más tiempo ya que están llenos de aprendizaje.
Para resolver esta situación en esta etapa de adaptación acortamos el tiempo de permanencia en los sectores, respetando el ritmo y tiempo de cada niño y niña. Luego, comenzamos a realizar un ritual antes de ir a los sectores para ofrecerles un tiempo para pensar y decidir en qué lugar querían estar y explorar. El anticiparles siempre que el sector que habían escogido era para permanecer en él, también dio resultados.
Al pasar los días, los niños y niñas comenzaron a permanecer un poco más tiempo en dichos espacios. A los que les costaba más esta permanencia los acompañábamos en el mismo sector que habían escogido. Los motivábamos a explorar los materiales y les transmitíamos el mensaje que ellos podían hacerlo junto con nosotras. Poco a poco fuimos modelando los materiales en los sectores. Al pasar las semanas, los niños y niñas comenzaron a permanecer más tiempo y la motivación en la exploración fue creciendo. Fuimos testigos cómo la autonomía, desarrollo de habilidades y aprendizaje se fue surgiendo en ellos con nuestro acompañamiento.