El ambiente es el tercer maestro, el espacio que comunica y nos invita a lograr relaciones de colaboración, organización y experiencias de alta demanda cognitiva. Por ello es necesario que los espacios internos (aulas) y comunes (patios, talleres, comedor, etc.) de la escuela cumplan no sólo con condiciones de orden y limpieza, sino que atiendan al mismo nivel los criterios vinculados a la diversidad de materiales, la estética y la complejidad de los mismos dentro de áreas claramente organizadas.
La intervención de las maestras es fundamental para crear espacios que inviten a la exploración del niño a través de todos sus sentidos, además de brindarle la posibilidad de ser él mismo quien lo transforme.